sábado, 30 de mayo de 2009

Recordándo el útero de la Madre...



Era húmedo, tibio, seguro, pero temporal. Llegue siendo un esperma, nadé lo más rápido posible ya que atrás de mi venían millones de mis hermanos queriendo ganarme.

Todo comenzó cuando estábamos esperando, no sé qué, pero nuestra naturaleza nos obligaba a hacerlo. Recuerdo jugar locamente con mi hermano más cercano, mi cola se enredaba en la de él y juntos hacíamos formas en el líquido seminal, era muy divertido.

Pero llegó un momento en que una extraña fuerza desde atrás nos empujaba, no sé cómo pero una gran presión nos lanzó hasta el "gran agujero". Yo nunca me había preocupado por saber que había afuera, pero algo me decía que tenía que correr... Ahí justo comenzó la carrera... Como sí nuestra casa fuese una gran olla exprés, se calentó, se expandió, y un líquido rojo comenzó a correr por las paredes... recuerdo haber oído gritos desoladores pero a la vez eufóricos como sí la muerte que estaba por abrazarnos fuera el clímax de este alboroto.

Entonces la presión hiso que saliéramos todos disparados hacía un lugar sumamente hermoso, las paredes altas y de colores rosas, un olor dulce era increíble tanto espacio me hacía sentir libre... Pero mi naturaleza me exigía no detenerme, seguir luchando por llegar al final, a la gran bola y meter la cara en ella... Mis hermanos que antes jugaban conmigo ahora intentaban matarme, me jalaban, me pegaban, me rebasaban... entonces vi a los primeros, todos amontonados en ella, era una escena hermosa (ahora cada vez que veo el sol me recuerda ese momento). Pero algo sucedió que la gran señora explotó y mato a todos los que estaban cerca. Después vino la calma y ella seguía ahí, esperándome.

Sólo quedé yo, aunque siendo "X" me sentía una poderosa "Y" y comencé a abrirme paso entre los cadáveres de mis hermanos... En un estado catatónico llegué hasta ella y me permitió entrar... Entonces me sentí seguro, feliz y extasiado. Así comenzó mi transformación.

No hay comentarios: