miércoles, 18 de noviembre de 2009

EL PRIMER NACIMIENTO

Siendo solo del tamaño de la cabeza de un alfiler, me encontraba en un mar vizcoso pero calientito.
El tiempo pasaba y de alguna forma me sentía aferrado a algo, no se sí por el cordón que me alimentaba o por la energía que me envolvía pero de que dependia de ese algo, no había duda.

Mi guarida se fue haciendo más pequeña, tenía que moverme mucho para acomodarme porque a veces había movimientos bruscos, como sí me agitaran. Mis momentos más tranquilos eran cuando escuchaba un lindo sonido, no se que era pero me hacía sentir bien.

Aún cuando notaba que me crecían manos, pies y cabello, había algo raro, supuse que era por lo de la "x". La rechazé y me empeñe en ser "y". Tenía que lograrlo y con este objetivo experimenté la transmutación.

Finalmente, después de mas o menos nueve meses me dí cuenta de que la alquimia me había salido mal. Ahora no era ni "x" ni "y" y el tiempo para salir ya estaba encima. Entonces invoqué a la misma fuerza que me hizo salir de donde mis hermanos y me dió la vuelta poniendo mi cabeza alrevéz. Con los pies empujé hasta que se rompio salió toda mi agua, fue una sensación de asfixia terrible y además veía una pequeña luz y sonidos raros, como todo revuelto en resumen: El Caos.

Por un momento pensé en quedarme dentro, pero quería ver de donde venía ese sonido dulce que escuchaba de vez en cuando. Así que de pronto con una empujada de mis pies salí casi disparado y de pronto me sentí sólo, indefenso y con mucho frío. Sentí terror así que solté un grito pidiendo que me acercaran el sonido dulce pero me sentía cada vez más lejos.

Entonces los sonidos que antes no tenían sentido empezaron a tomar forma, algo raro sucedia porque muchas manos me tocaban, me buscaban y me levantaban. Hasta que empeza a comprender lo que sucedía: Eran otros como yo, pero más grandes y buscaban el resultado de mi transmutación, sólo que por más que les decía que no me dió tiempo de hacer el cambio total de "x" a "y" no me ponían atención. Me llevaron a una caja de paredes transparentes y todos me miraban, me envolvia de cordones y me llevaban y traían de un lado a otro.

Finalmente, la dulce voz que estaba esperando apareció... era como un sueño, hermosos ojos y suave piel, con cabello color chocolate me dijo: No tengas miedo mi amor, aquí estoy yo para cuidarte. Me tomó entre sus brazos y me acercó hacía ella, sentí un colchón tibio que me metió en la boca y entonces comenze a chupar, era un líquido blanco como ambrosía que manaba de ella y calmó mis miedos. Me sentí seguro otra vez.

¿Chocolates, puros o los dos? Decía mi Papá...